Salsa

Foto Alberto Rodríguez

Las bachatas cantan a los amores desgraciados. Relaciones tormentosas, celos, engaños, decepciones. Todo a ritmo rápido y alegre, pero con letras incisivas, acusantes, incluso crueles. Una buena ruptura amorosa se merece todo eso. Tiene que haber pena pero no le viene mal un poquito de odio. Las pasiones ardientes se merecen finales intensos; no necesariamente buenos.

El merengue es diversión, ritmo machacón de letras tontas que se ríen de las pequeñas cosas de la vida. Le sacan punta a todo, ridiculizan, exageran, distorsionan. Todo vale para mover la cadera al mismo ritmo y hacer que el público cante a voz en grito el estribillo. Y se olvide, por un momento, de las penas.

La salsa es elegante, sofisticada. Sus ritmos cambiantes sirven tanto para que Marc Anthony declare su devoción a una mujer, como para que Rubén  Blades haga desgarradora poesía social. No es fácil de bailar, requiere estilo, ritmo, compenetración. La salsa puede ser festiva, o serena, hasta incluso melancólica; pero es, casi siempre…, hermosa.

La vida es a veces merengue y otras bachata. Yo me empeño en que, por encima de todo, sea salsa.

Alberto Rodríguez M.

 

 

Alberto Rodríguez
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