Tendras que elegir una foto
No puede estar el otro día en vuestra “ceremonia“ de “linea de vida de canciones”. Así que mi regalo para Carmen es hacer un resumen de las mías con algunas reflexiones. Algo así como un karaoke de un tipo que canta mal –y lo sabe–, y se enrolla todo lo que puede en la presentación de los temas.
Con la edad la gente nos vamos haciendo reflexivos, y los que lo hemos sido siempre nos volvemos directamente pesadísimos; así que intentaré centrarme en lo importante de lo que te quiero contar.
Me encanta una de las estrofas de una canción de Serrat que dice: “de vez en cuando la vida…toma conmigo café”. ¡Me parece fascinante la idea! Como si de una extraña técnica gestáltica se tratara, la pido prestada y aprovecho para filosofar: para ti y contigo.
Dice una amiga mía que enamorarse es un acto de fe. Yo creo que la vida –Carmen–, es por encima de todo un solemne, contundente y descarado acto de fe. Será que amor y vida comparten esencias. Tenía yo de pequeño líos con eso de que la fe sea algo que te concede algún ente espiritual. Para mí es todo lo contrario, es una convicción, como saltar a ciegas. Yo creo que para vivir con intensidad necesitamos abrazar apasionadamente la idea de que todo lo que nos pueda ocurrir, sea lo que sea, habrá merecido –en alguna medida– la pena. La fe, entonces, es en la propia vida, en el sorprendente (y a veces también desolador) hecho de experimentar la existencia. Y no tanto en lo que ésta nos pueda deparar. Abrir los ojos cada mañana es un regalo (no sé de quién), salir afuera a esperar que suceda algo interesante y disfrutarlo es una decisión personal. Pura convicción. Yo, por si acaso, cuando tomo café con la vida, la miro a la cara simulando una seguridad que no tengo y le dejo claro con un gesto que saqué de una película de mafiosos aquello de que: “si tu no me jodes a mí, yo no te jodo a ti”. No siempre ha funcionado el acuerdo, tengo que decirte.
Déjame que lo complique un poco. Estaría bien que nos pasaran cosas chulísimas e ir por ahí encontrando constantemente gente maravillosa. Y a veces tenemos la fortuna, casi siempre viajando, de que ocurren ese tipo de momentos mágicos. Te deseo muchos. Lamentablemente, querida, la mayoría del tiempo simplemente gestionamos una rutina más o menos armónica que a veces nos parece aceptable y otras algo decepcionante. Por eso a mí me gusta que esté llena del ingrediente de otra canción. Transcribo un trocito: “Ahora escúchame, ya he encontrado la palabra justa. Mejor prepárate, tiene algo que a todos asusta. Sí, la voy a soltar, la quiero soltar. Pronunciaré esperanza, la gritaré por dentro si es lo que hace falta”. Es del poeta Halley de Love of Lesbian. ¡Pronunciaré esperanza! ¡Guauuuuu! Pues eso, para que explicar lo obvio. Definitivamente vida y esperanza son dos palabras que conjugan bien juntas.
¿Y la tercera canción? La tercera es la tuya, la que tú quieras. Te cuento una historia que me parece genial. Los aborígenes australianos tenían mapeado todo su territorio en canciones, lineas de canto lo llaman los antropólogos. Aprendían letras que señalaban caminos o accidentes geográficos, lugares peligrosos habitados por seres malignos, y hasta relaciones: dónde vive cada pueblo y cómo es la gente. A lo mejor algo de eso hay detrás del trabajo de Gabri: todos estamos conectados por canciones. Las usamos para manipular nuestros estados de ánimo, para mandar mensajes a otros, para disfrutar cantando y bailando con la gente que queremos. Nosotros hemos retorcido un poquito más la idea para convertir las canciones en test proyectivos, nos dicen quién eres, qué te gusta, qué sueñas. Nos colocan rápidamente en los zapatos del otro, en su mirada del mundo. Por eso tu canción será la mía si tu quieres, será la de todo el grupo. Elige una bien llena de vida y de esperanza, una que puedas cantar cuando salgas afuera a hacer el trabajo que has aprendido, y que harás bien, no tengo ninguna duda. Todas las canciones del grupo juntas serán nuestro mapa sentimental, nuestra linea de canto. ¡Ojalá nos sirva para recorrer muchos caminos juntos!
Alberto R. 6 de Junio de 2024